Octubre 26 de 2017
13:08
A sus manos bellas
Sólo con ella he tenido conciencia única de sentir unas manos acariciándome. Curiosamente, al poco tiempo de recomenzar a vernos, mi espalda, mi torso y mis brazos reconocieron esa sensación prácticamente olvidada tras muchos años. Mientras me besa, podría asegurar que mi piel espera de modo muy inconsciente ese contacto del que no tuve plena certeza con nadie más durante todo ese tiempo lejos de ella.
Es místico y erótico, lo sé. Supongo que para muchos de nosotros el contacto de las manos y los dedos de una mujer son percibidos de maneras más superficiales. Sin embargo, siempre que lo pienso, recuerdo ese suave roce de sus manos recorriéndome, acariciándome la piel y el alma de un modo que sólo ella sabe hacer.
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