jueves, 5 de octubre de 2017

Evocación

Octubre 5 de 2017
7:45






Vienes,
con tus ojos negros,
con tu sonrisa amplia,
con mil ondas perfumadas en tu cuello
tus senos gentiles y agitados
y tu vientre encendido de primavera.

Y late en mi pecho un rumor
en mis ojos la obsesión
y en mi vientre un torrente que no existía.
Y entre gemidos y espasmos
me embriago de tu olor a mujer,
mis manos como ríos sin control
vuelan a invadir tu piel.

Y somos un latido,
un sabor dulce de licor
y labios ardientes que se besan.
Somos uno solamente
yo hundido en tu piel
como una daga de miel;
tu cabalgándome
como los pétalos sobre el suelo.

¡De pronto, tu grito ahogado por el beso!
¡De pronto mi volcán hirviendo de risa!
Nos abrazamos ansiosamente
en el límite de la vida y la muerte
y recobramos años
de no habernos tenido nunca.

Escapamos de este mundo
y regresamos sonriendo.
Un manto de agua caliente
nos saludó alegre
como si fuera de mañana.
Y nos acariciamos
con la mirada,
con los besos
y las manos
cautivas en nuestro sexo,
sin temor ya a nada.

Afuera, la noche,
nos esperaba.
Fue una tarde,
fue un suspiro,
fue un sueño.
Fuimos los dos...

Y nos quedó el recuerdo,
quedamos tú y yo
para seguirnos amando.






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