8:59
Nos encontramos,
como la nube y la montaña,
como el río y el mar.
En la fría calma
en la tarde anónima,
fueron mías tus olas
y tuyo mi torrente.
Y volviste a mirarme
con el furor de tu pasión
mientras te poseía;
de pronto, cerrabas los ojos
y se perdía tu mirada
en el cielo de tu placer.
Fueron mías tus olas,
agitándose en tu interior
y con la prisa de la noche
naufragué hasta agotarme.
Y respiraba tu aliento
en las reservas que dejaste
en aquella habitación;
tu olor mediterráneo
me embriagaba en secreto
y te sentía de nuevo
cabalgando en mi vientre.
¡Tanto me dejas
y tanto te llevaste!
Que sólo quiero volver
a encontrarte de nuevo
a mirarte desnuda
a perderme en tu mirada...
A extasiarme en tus besos,
adorar tu piel clara
y bebiendo amores
de tu vientre y tus senos.
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