Octubre 01 de 2017
22:42
Te canté y te soñé
y mi cariño hizo nido,
en las calles, en tu cuarto,
y en el huequito entre tus senos.
Mas perdida tú y distante,
mi corazón moría,
mientras el alma aguardaba
una trémula esperanza.
Y con el tiempo,
la savia devino fruto
y lo comí bajo tu sombra
agitado y riendo de amor.
¡Qué gran misterio!
pues escuché tus gemidos,
sentí latir tu sexo dulce
y juraría que fue todo.
Mas mi boca temblaba
y mi vientre en espasmos
te entregó su néctar
y fui tuyo para siempre.
Volví a aquellas calles
divisé el mismo cuarto
y les agradecí en octubre
que en septiembre nos amamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por regalarme tu tiempo y permitirme compartir estas líneas. Deja tus comentarios con el corazón, tal como yo he regado estas cartas.