Octubre 17 de 2017
23:55
Te vi desde la ventana
te observé desde los cristales oscuros
y te miraba a través del bullicio de la gente.
Te oí reír a carcajadas,
te escuchaba hablar desde el otro muro
percibía tu voz con curiosidad persistente.
Te toqué cuando me saludabas,
¡Y cuánto quise acariciarte en ese saludo
y sentir tu piel húmeda por el aire caliente!
Pues fingir que no se siente nada
es tan difícil como olvidar nuestro mundo
y tan cruel como sufrir muriendo lentamente.
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