Octubre 7 de 2017
7:24
A unas calles de este cuarto en que amé tu cuerpo desnudo, aún existen ecos de tus pasos llegando a mi encuentro por vez primera. Aquella tarde, viéndote llegar, ya me parecía extraño que rompieras con años de distancia y silencio.
A otras calles de aqui, en lo sucesivo, destrozamos décadas de ausencia, durante tardes y noches de música compartida, de tazas de café apuradas por la necesidad de recuperar el tiempo y de sorbos de licores entremezclados con mil besos.
Y se me antoja que todos estos lugares, conectados por sus calles, son nuestros lugares y nuestras calles. Hay en ellos tanto de ti y de mí, tanto de esta locura de verano, que resulta imposible separarnos de sus rincones, sus sonidos y su complicidad. Tantos nos conocen y a nadie hemos visto; tanta gente extraña que se volvió cercana, mientras nuestro amor ha corrido su propio cauce.
Y sé que al pasar por estos espacios, ya no podré mirarlos sin mirar tus ojos, ni escuchar su música sin que surja tu voz en ella. Y pienso que como a tantas otras historias, estas avenidas y estos edificios conocen y esconden la nuestra con especial afecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por regalarme tu tiempo y permitirme compartir estas líneas. Deja tus comentarios con el corazón, tal como yo he regado estas cartas.