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No me sorprende quererte, ni que seas el centro de mis deseos. Eres bella de mil maneras y llenas los laberintos de este corazón que te ha amado. Pero a veces, me sorprende una cosa que hago en tu ausencia: definirte por una palabra, un gesto o un detalle tuyos de los cuales muchas veces ni tú te percataste en su momento. Y transcurrido el tiempo, pienso que cada uno de esos hechos te hizo mía en ese instante y te hace mía ahora que los recuerdo.
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