Junio 3 de 2017
10:22
En nuestros encuentros románticos hay bondad, gotas de picardía que se escurren de nuestros años. De la formalidad transitamos a la intimidad dulce, generosa, apasionada, de corazón abierto.
Podría decirse que el ritmo es generalmente el mismo, más que todo por mi manía de repetir y conservar. Pero ella sabe otorgar un matiz vivo de novedad, una magia alegre y colorida que irradia de su esencia, sin la cual habría simplemente vacío y silencio.
Quizás lo mejor de todo sean esos besos intensos y prolongados o tal vez verla llegar entre la multitud con esa belleza tan suya. Acaso sea sentir que caminamos juntos como dos cómplices o saber que ambos decidimos sumergirnos en secreto, en espacios y momentos, sin lugar ni tiempo, para darnos el amor y consolar nuestros caminos.
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