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Las canciones jugaron de nuestro lado. Hay una para cada ocasión, -incluso cuando nos separamos ella y yo-, hasta convertirse en historias que se quedaron acumuladas. Hubo encuentros secretos y crisis enteras que se gestaron a partir de temas de amor. Todavía permanecen sus efectos. Podría contarles momentos de mi vida con Liliana y sin ella, simplemente dejando sonar alguna canción.
No se trata de algo novedoso, ni distinto, lo sé. De seguro, ustedes han hecho lo mismo. Creo que los amores siempre se han llevado bien con las canciones, se necesitan mutuamente para contarse. Incluso cuando se terminan.
Todavía hoy, aunque siendo tantas, tengo el placer impuesto de escucharlas para dejar andar nostalgias e ilusiones, para recordar a Liliana a solas y emocionarme. Naturalmente, también para escucharlas juntos. Ella me ha dedicado algunas y me encanta pensar en todo lo que eso significa entre los dos....
Vida de mis vidas - Santiago Cruz
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