10-Nov- 2012
00:38 am
Ayer nos vimos
de modo espontáneo, por mi parte no planee nada. Hasta el extremo de no sorprenderme
al saber que tenías prisa. Fue una conocida desilusión, pero en el fondo me he
acostumbrado a saber que siempre vas de camino, ahora más que nunca. Me alegra
saber que te va bien, tu rostro es bello, tu mirada transparente, tus gestos
desprevenidos, tus palabras rápidas. Podría haberte hecho un interrogatorio
rotundo, y brillabas tanto que sé que lo hubieras contestado perfectamente
tranquila.
Te confieso
que me alegró mucho verte y hablar contigo. El pretexto (y no lo es) valió la
pena. Pude verte y hablar contigo.
Me contaste de
tu trabajo con alegría y gratitud, me hablaste de tus planes para navidad y en
diez años, y de algunas cosas complejas a tu alrededor. Te hablé de tantos
cambios en mi vida, muchos de los cuales me apenan.
Al reencontrarme con la vieja libreta que
te regalé al despedirme, la miré con atención. Intentaba atrapar algo de sus
viejas historias en mi alma, pero fue en vano. Me la entregaste con tanta prisa
y despreocupación, y yo mismo no me sentía con la tranquilidad de hablar
demasiado del tema, salvo por las circunstancias de quererla conmigo otra vez. Me
la entregaste y ya.
Pero al despedirnos tras la charla breve
y tu actitud descomplicada, mientras aún hablabas por teléfono, me quedé en la
Biblioteca, Conmovido, estuve leyendo hasta terminar de leerla, y releer
algunos pasajes. Me aislé para conectarme con ese pasado que me persigue tan a
menudo, a ver si podía hundirme en sus brazos para soñar otra vez con cada
línea. Para recordarte otra vez, alimentando mi memoria con tantos trozos de
nuestra vida.
Fue como encontrarme contigo de viaje, y conmigo
mismo en una época inolvidable. Mientras te ibas, fríamente, aquella mujer que fuiste
tantos días conmigo, se quedaba. ¡Me alegró tanto que estuvieras allí, a mi
lado, en silencio, guiando mis ojos, consolando mis desventuras! Reviviendo mis
febriles locuras de la juventud, mientras me extasiaba con tus besos, con el
toque de tus manos, con tu cercanía mil veces ansiada. Gracias por aquellos
días, mi amor lejano.
Pero nunca me contaste cómo te pareció a
ti aquella reliquia que rescataste de un cajón perdido de tu memoria. ¿Leíste
sus líneas?, ¿Me recordaste otra vez?, ¿Ocurrió algo nuevo e inesperado para tu
corazón en presencia de tanta pena por amarte? ¿Brotó alguna lágrima
extinguiéndose en la muerte del pasado? ¿Recordaste alguna canción, alguna
palabra de mi boca, algún susurro mientras te amaba? ¿Percibiste mi agonía, el
delirio de mi corazón por esa intimidad que escondes? ¿Has estado esperándome
en secreto, quizás una palabra, un gesto, algo que te vuelva a decir que eres
tan amada como antes? ¿Tienes ganas de verme, de abrazarme, de escucharme
decirlo… Te amo? ¿Te apena ese pasado por sus errores? ¿Te escondes
confiadamente en el presente que te alegra, en tus hijos, en el hombre con
quien decidiste compartir tu vida? ¿Te lastima acercarte al tonto de antes,
perdiendo horas de tu vida en un sinsentido que te llena de rabia y de pena? ¿Sientes
rabia por mi obsesión y mi insistencia, inoportuna molestia que regresa de un
pasado que prefieres no haber vivido?¿Me has esperado en silencio, pues sabes
que sigues existiendo en la locura de mis sueños, que en mi alma nunca te perdí
y me rehúso a dejarte ir? ¿Presientes el desenlace que no marcamos al alejarnos?
¿Es triste, es cruel, es simple y vacío, te da miedo o pena, te produce placer
o descanso? ¿Juegas a sentirte tan querida, porque hace rato que no escuchas un
suspiro por ti, o desconoces la prisa del corazón por tenerte cerca? ¿Quieres
escuchar esa canción secreta que nunca te cantaron?
Para mí sigues siendo el amor, la
ternura, la paz y la cordura al tenerte cerca. Me llenas la vida con sólo
verte, y se me alegra el alma al escucharte. Si estás cerca podría morir
tranquilo allí mismo, dormido… Pues mis más sinceros anhelos, mi primer beso
enamorado, mi mirada feliz, mi suspiro íntimo… Mi pasión sincera… Mi beso… Mi
secreta gran ilusión sigues siendo tu, mi vida. Mi Liliana.
Aunque te avergüences de lo que pasó
entre los dos, para mí fue todo lo mejor que esperé de la vida, la razón
por la que volveré a Dios agradecido por darme la oportunidad de tenerte cerca,
aunque haya sido sólo eso. Porque fuiste el amor que no me negó la vida en esos
instantes en que dormí junto a ti, en que me regalaste tu abrazo una sonrisa sincera, en que me permitiste un
te quiero que me brotaba del alma. En que hacías lo mejor que podías para
tolerar tanta insensatez de mi parte, tantos celos y rabias sinsentido. En que
descansaba del camino implacable de tu ausencia, para reponer mis fuerzas,
preparándome sin saberlo para estos años de largas penas… Amor mío, gracias por
dejarme ser feliz mientras te entregaba mi corazón con la fidelidad de quien
nunca se irá. ¡Si supieras que para esta soledad me preparabas con tus besos! ¡Si
supieras que en este desierto de ti, la luz de tu mirada me ayuda a seguir! El
eco de tu risa, tu respiración en mi pecho, son el tesoro que guardo en el corazón
y me mantiene con vida. En tanto Dios, con su bondad ponga fin al dolor y mis
ojos se cierren para soñar contigo y no abrirse nunca más. Entre tanto mi vida,
esperaré en la oscuridad triste por una mirada tuya.
El niño dormía su saciedad,
socarronamente, mientras se preparaba ingenuo para el dolor del hombre, la
llama inacabable por la ausencia del beso que se marchó de prisa. Te me fuiste
y no supe a qué hora, te marchaste pero seguí esperando tu regreso, alentando
los años con la ilusión infantil de encontrarte de nuevo.
¡Oh, la mirada triste por los desvelos,
por las puertas cerradas, por el luto, por esperarte sin descanso!. ¡Oh, la necedad
del corazón que no te ha dejado, aún queriéndolo intensamente en los ocasos de
la agonía! ¡Oh, mis manos que esperan, envejeciendo, por las tuyas! ¡Oh, mi
boca, que se deshace de frío pronunciando tu nombre, en espera del beso! ¡Oh
mis brazos cansados de abrirse esperando atraparte entre delirios, sin
encontrar más que penas al paso!.
Vuelve mi amor, no me dejes así, no es
justo…
Nadie podría entender algo así, es
verdad. A veces no puedo más con la pena de tu partida; de la distancia de
estos años vagando sin ti; intentando atrapar tu perfume en los recuerdos que
me esfuerzo por mantener frescos en la memoria. Intentando encontrarte en vano,
evocando el camino que me conduce a tu casa, a las calles que caminamos tomados
de la mano, amando cada eco perdido, cada paso caminado, cada sonrisa tuya. Mirando
cómo se me pasan los años con el dolor de haber muerto para ti, mientras sigues
tan presente en mi vida. Reviviendo artificialmente con tantas lágrimas, como
esta noche, los momentos en que el amor se acercó a los dos al fin… ¡Sólo para
marcharse y dejarme tan solo, con el luto de tu silencio, de la indiferencia de
tus ojos amados, con la frialdad de tu distancia, la condena que cargo por
tanto tiempo en silencio!. ¿Dónde te has ido, mi vida? ¿Dónde estás esta noche,
mientras mi alma se deshace en llanto? ¿Cuándo moriré de olvido, que no
vuelvas a mirarme como aquellos días perdidos para siempre, solo vivos en este
recuerdo que no me deja?
¿Qué pensaste de todo eso?
Hay cosas que nunca dijimos, y te pido
perdón por haber cerrado tanto mi corazón a escucharte, en esos días en que
tímidamente me decías algo, aún sin palabras. Perdón aunque ya es tarde. Perdón,
aunque muchas veces así es la vida.
Con todo el respeto que mereces hoy, y lo
estoy diciendo muy en serio, después de más de veinte años, te diré que nunca más
amé así a ninguna mujer en la vida, has sido mi primer amor, mi gran amor. No me
da vergüenza admitirlo, todo lo contrario. No quisiera morirme sin que lo sepas
otra vez. Y muerto yo, sepas que hubo alguien que te amó con todo lo que pudo,
menos el valor. La vida y las circunstancias fueron muy adversas y yo demasiado
cobarde. No te merecía, cariño. Tú siempre has sido muy inteligente y lo
supiste pronto. Demasiado pronto, no me diste tiempo para entender que todo había
terminado y mi tortura apenas comenzaba.
Fire and Rain - Richie Ray / Bobby Cruz