21 de Noviembre
17:25
Dicen con frecuencia que no todo en la vida es amor... Sin embargo, justo ayer terminé de leer un libro que me recordó al fin que el ágape traspasa todas las esferas de la vida y les da sentido.
¿Qué sentido tiene ahora recordar con nostalgia tu figura aproximándose a mí mientras te esperaba? Me parece verte al otro lado de la avenida, caminando hacia mí, mientras con cierta vanidad volteabas ligeramente la mirada a un lado: sabías que yo no dejaba de mirarte.
Han pasado los años, y el sitio no es más una cafetería... Ha sido muchas cosas desde aquellos días, pero aún vengo a suspirar como lo hacía hace tantos años...
Ahora que lo recuerdo... Me parecía grandioso ver que te aparecías, que eras tú de veras. Pensaba, con total agradecimiento al cielo, que era maravilloso que hubieras sacado unos momentos de tu vida que amaba, para estar conmigo; para caminar a mi lado, para que te diera un beso.
¡Eso valía todo en mi existencia!.
Pero, por otro lado, a veces llegaba apresuradamente de mi trabajo, de mi estudio o de mi casa, sólo para saber después de esperar y llamarte, que no vendrías. Quizás no lo supiste, era una derrota para mí, una oportunidad menos de estar junto a ti. Sin embargo, siempre con optimismo esperaba la próxima ocasión que me regalaba la vida.
¡Esperé demasiadas siguientes posibilidades!
(Fue un Día de la Mujer, un ocho de Marzo, cuando me enfadé tanto porque habías tardado en llegar. Yo, que muchas veces demoraba en cumplirte las citas, no tuve la paciencia que tú si tenías conmigo. De hecho me lo recordaste la última vez que nos vimos, el ocho de Noviembre, el día que me regresaste el libro de poemas).
Pero al evocar esas tardes, cuando me sentía feliz de tener una cita contigo, traigo al corazón mucho de esa sensación. Quizás es lo que como una adicción me hace volver a los lugares donde te recuerdo más.
He venido también aquí muchas veces antes, tal vez algún día te lo dije, hace unos pocos años. Cuando paso, y veo la esquina donde nos encontrábamos, la miro con la veneración de un santuario. Es el sitio de nuestros encuentros... A unos pocos metros de este lugar, veo el andén frente a la estación de gasolina. Allí, recuerdo bien una ocasión en la que tú te reías de una de mis ocurrencias, hasta doblarte a carcajadas, a mi lado...
Pero este también es el sitio donde hablamos por última vez como novios; yo tenía mi agenda escondida, presintiendo la separación, pero sin saber exactamente qué hacer, porque aún no podía asimilar que tenía que alejarme o enloquecería. Hoy sé que no fue buena idea dejarte ir, o pedirte que me dejaras... Nunca más he vuelto a sonreír como entonces... Nunca más volví a amar así, y sé que nunca más lo haré... ¡Es muy tarde para muchas cosas!
Fotografía - Juanes - Nelly Furtado
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