Una tarde de septiembre, en un café solitario, apurando un café con licor, mientras pensaba en ella
-Esperando aún el milagro de verla llegar-
No hubieras podido amor...
Ahora que lo pienso vida mía
tú, mujer, hoy madura y casada,
no hubieras podido con mi agonía
la prisa de adorarte aprisionada
Te hubiera comido de a poco,
¡te hubieras muerto antes hastiada
o te hubiera matado yo primero!
Con tanta ansiedad de este loco
No podrías haber soportado
tenerme presente en cada esquina
ambicionando todo de ti, querida,
hasta el suspiro, el fragmento de tu pensamiento
¡la palabra secreta o la razón de tus silencios!
¡No hubieras podido amor
con tanto corazón y tan poco tiempo!
Te lo juro yo - Miguel Poveda
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