viernes, 9 de noviembre de 2012

Fue como encontrarme contigo de viaje


10-Nov- 2012
00:38 am

Ayer nos vimos de modo espontáneo, por mi parte no planee nada. Hasta el extremo de no sorprenderme al saber que tenías prisa. Fue una conocida desilusión, pero en el fondo me he acostumbrado a saber que siempre vas de camino, ahora más que nunca. Me alegra saber que te va bien, tu rostro es bello, tu mirada transparente, tus gestos desprevenidos, tus palabras rápidas. Podría haberte hecho un interrogatorio rotundo, y brillabas tanto que sé que lo hubieras contestado perfectamente tranquila.

Te confieso que me alegró mucho verte y hablar contigo. El pretexto (y no lo es) valió la pena. Pude verte y hablar contigo.

Me contaste de tu trabajo con alegría y gratitud, me hablaste de tus planes para navidad y en diez años, y de algunas cosas complejas a tu alrededor. Te hablé de tantos cambios en mi vida, muchos de los cuales me apenan.

Al reencontrarme con la vieja libreta que te regalé al despedirme, la miré con atención. Intentaba atrapar algo de sus viejas historias en mi alma, pero fue en vano. Me la entregaste con tanta prisa y despreocupación, y yo mismo no me sentía con la tranquilidad de hablar demasiado del tema, salvo por las circunstancias de quererla conmigo otra vez. Me la entregaste y ya.  

Pero al despedirnos tras la charla breve y tu actitud descomplicada, mientras aún hablabas por teléfono, me quedé en la Biblioteca, Conmovido, estuve leyendo hasta terminar de leerla, y releer algunos pasajes. Me aislé para conectarme con ese pasado que me persigue tan a menudo, a ver si podía hundirme en sus brazos para soñar otra vez con cada línea. Para recordarte otra vez, alimentando mi memoria con tantos trozos de nuestra vida.

Fue como encontrarme contigo de viaje, y conmigo mismo en una época inolvidable. Mientras te ibas, fríamente, aquella mujer que fuiste tantos días conmigo, se quedaba. ¡Me alegró tanto que estuvieras allí, a mi lado, en silencio, guiando mis ojos, consolando mis desventuras! Reviviendo mis febriles locuras de la juventud, mientras me extasiaba con tus besos, con el toque de tus manos, con tu cercanía mil veces ansiada. Gracias por aquellos días, mi amor lejano.     

Pero nunca me contaste cómo te pareció a ti aquella reliquia que rescataste de un cajón perdido de tu memoria. ¿Leíste sus líneas?, ¿Me recordaste otra vez?, ¿Ocurrió algo nuevo e inesperado para tu corazón en presencia de tanta pena por amarte? ¿Brotó alguna lágrima extinguiéndose en la muerte del pasado? ¿Recordaste alguna canción, alguna palabra de mi boca, algún susurro mientras te amaba? ¿Percibiste mi agonía, el delirio de mi corazón por esa intimidad que escondes? ¿Has estado esperándome en secreto, quizás una palabra, un gesto, algo que te vuelva a decir que eres tan amada como antes? ¿Tienes ganas de verme, de abrazarme, de escucharme decirlo… Te amo? ¿Te apena ese pasado por sus errores? ¿Te escondes confiadamente en el presente que te alegra, en tus hijos, en el hombre con quien decidiste compartir tu vida? ¿Te lastima acercarte al tonto de antes, perdiendo horas de tu vida en un sinsentido que te llena de rabia y de pena? ¿Sientes rabia por mi obsesión y mi insistencia, inoportuna molestia que regresa de un pasado que prefieres no haber vivido?¿Me has esperado en silencio, pues sabes que sigues existiendo en la locura de mis sueños, que en mi alma nunca te perdí y me rehúso a dejarte ir? ¿Presientes el desenlace que no marcamos al alejarnos? ¿Es triste, es cruel, es simple y vacío, te da miedo o pena, te produce placer o descanso? ¿Juegas a sentirte tan querida, porque hace rato que no escuchas un suspiro por ti, o desconoces la prisa del corazón por tenerte cerca? ¿Quieres escuchar esa canción secreta que nunca te cantaron?

Para mí sigues siendo el amor, la ternura, la paz y la cordura al tenerte cerca. Me llenas la vida con sólo verte, y se me alegra el alma al escucharte. Si estás cerca podría morir tranquilo allí mismo, dormido… Pues mis más sinceros anhelos, mi primer beso enamorado, mi mirada feliz, mi suspiro íntimo… Mi pasión sincera… Mi beso… Mi secreta gran ilusión sigues siendo tu, mi vida. Mi Liliana.

Aunque te avergüences de lo que pasó entre los dos, para mí fue todo lo mejor que esperé de la vida, la razón por la que volveré a Dios agradecido por darme la oportunidad de tenerte cerca, aunque haya sido sólo eso. Porque fuiste el amor que no me negó la vida en esos instantes en que dormí junto a ti, en que me regalaste tu abrazo  una sonrisa sincera, en que me permitiste un te quiero que me brotaba del alma. En que hacías lo mejor que podías para tolerar tanta insensatez de mi parte, tantos celos y rabias sinsentido. En que descansaba del camino implacable de tu ausencia, para reponer mis fuerzas, preparándome sin saberlo para estos años de largas penas… Amor mío, gracias por dejarme ser feliz mientras te entregaba mi corazón con la fidelidad de quien nunca se irá. ¡Si supieras que para esta soledad me preparabas con tus besos! ¡Si supieras que en este desierto de ti, la luz de tu mirada me ayuda a seguir! El eco de tu risa, tu respiración en mi pecho, son el tesoro que guardo en el corazón y me mantiene con vida. En tanto Dios, con su bondad ponga fin al dolor y mis ojos se cierren para soñar contigo y no abrirse nunca más. Entre tanto mi vida, esperaré en la oscuridad triste por una mirada tuya.

El niño dormía su saciedad, socarronamente, mientras se preparaba ingenuo para el dolor del hombre, la llama inacabable por la ausencia del beso que se marchó de prisa. Te me fuiste y no supe a qué hora, te marchaste pero seguí esperando tu regreso, alentando los años con la ilusión infantil de encontrarte de nuevo.

¡Oh, la mirada triste por los desvelos, por las puertas cerradas, por el luto, por esperarte sin descanso!. ¡Oh, la necedad del corazón que no te ha dejado, aún queriéndolo intensamente en los ocasos de la agonía! ¡Oh, mis manos que esperan, envejeciendo, por las tuyas! ¡Oh, mi boca, que se deshace de frío pronunciando tu nombre, en espera del beso! ¡Oh mis brazos cansados de abrirse esperando atraparte entre delirios, sin encontrar más que penas al paso!.

Vuelve mi amor, no me dejes así, no es justo…

Nadie podría entender algo así, es verdad. A veces no puedo más con la pena de tu partida; de la distancia de estos años vagando sin ti; intentando atrapar tu perfume en los recuerdos que me esfuerzo por mantener frescos en la memoria. Intentando encontrarte en vano, evocando el camino que me conduce a tu casa, a las calles que caminamos tomados de la mano, amando cada eco perdido, cada paso caminado, cada sonrisa tuya. Mirando cómo se me pasan los años con el dolor de haber muerto para ti, mientras sigues tan presente en mi vida. Reviviendo artificialmente con tantas lágrimas, como esta noche, los momentos en que el amor se acercó a los dos al fin… ¡Sólo para marcharse y dejarme tan solo, con el luto de tu silencio, de la indiferencia de tus ojos amados, con la frialdad de tu distancia, la condena que cargo por tanto tiempo en silencio!. ¿Dónde te has ido, mi vida? ¿Dónde estás esta noche, mientras mi alma se deshace en llanto? ¿Cuándo moriré de olvido, que no vuelvas a mirarme como aquellos días perdidos para siempre, solo vivos en este recuerdo que no me deja?   

¿Qué pensaste de todo eso?

Hay cosas que nunca dijimos, y te pido perdón por haber cerrado tanto mi corazón a escucharte, en esos días en que tímidamente me decías algo, aún sin palabras. Perdón aunque ya es tarde. Perdón, aunque muchas veces así es la vida.

Con todo el respeto que mereces hoy, y lo estoy diciendo muy en serio, después de más de veinte años, te diré que nunca más amé así a ninguna mujer en la vida, has sido mi primer amor, mi gran amor. No me da vergüenza admitirlo, todo lo contrario. No quisiera morirme sin que lo sepas otra vez. Y muerto yo, sepas que hubo alguien que te amó con todo lo que pudo, menos el valor. La vida y las circunstancias fueron muy adversas y yo demasiado cobarde. No te merecía, cariño. Tú siempre has sido muy inteligente y lo supiste pronto. Demasiado pronto, no me diste tiempo para entender que todo había terminado y mi tortura apenas comenzaba.



Fire and Rain - Richie Ray / Bobby Cruz








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