miércoles, 21 de noviembre de 2012

En la que fuera la esquina cerca a tu casa

Noviembre 21 de 2012
16:07



Al estar frente al sitio de aquel adiós distante y fallido, (en el que nos separamos, pero me quedé con el dolor), existe la impresión de que, como en mi corazón, el tiempo tampoco ha pasado allí.

La esquina sigue igual, quizás conservando los ecos de esa despedida que me arrancó el alma...

¿Hasta dónde puede martirizarnos la ausencia de aquello que amamos sin descanso? ¿De qué modo cruel se quedan también los testigos de esa despedida, allí intactos y mudos? ...Como contando una triste historia sin palabras.

¿Cómo se pueden remediar errores semejantes?

Aún te veo frente a mí, afanada, silenciosa hasta en la mirada, quizás buscando escapar de aquella triste hora. Sin siquiera atinar a decir algo coherente, alcancé mis poemas tan cerca como pude de tus manos. Pero te negaste a recibir el regalo, aunque ignorabas lo que había dentro. No tenías intención de continuar. Siempre has tenido razones para que nos alejemos. ¡Cuánto he sufrido por eso!

Sin poder explicar por qué, casi te supliqué con los gestos que recibieras aquello. No tuve palabras, porque el corazón se me estaba desgarrando, ya que ese era el depósito de largos años de amarte. Estabas molesta por nuestra última discusión. Tanto, que quizás si supieras lo que te estaba entregando, hubieras rehuido para no comprometerte más. Eso me hubiera sumido en un dolor aún más grave que el que siguió... 

En mi torpeza sólo pude decirte que no podía quererte de otra manera. Me diste el último beso hace casi veinte años, y fue el final. La torpeza mía en las horas que siguieron, marcó un destino trágico y épocas de terribles tristezas. Desde entonces, he huido de un lado a otro, intentando olvidarte. Pero ya lo ves: aquella esquina en lo que fue tu barrio, te dirá que he vuelto innumerables ocasiones al mismo sitio, como realizando un peregrinaje sagrado, intentando atrapar ese último beso.

Creo que si Dios me lo permitiera de nuevo, yo prolongaría con insistencia ese final, sólo para correr tras de ti y suplicar, como nunca a nadie..., sólo para alentar en cada día la ilusión de verte. Ilusión a la que no renunció después de años de penas.



Volver - Carlos Gardel
  

 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por regalarme tu tiempo y permitirme compartir estas líneas. Deja tus comentarios con el corazón, tal como yo he regado estas cartas.