martes, 27 de noviembre de 2012

La noche después de dos sueños

Noviembre 27 de 2012
22:42

Esta noche tu recuerdo tiene un sabor especial.
He pensado en ti durante todo el día. Las canciones van y vuelven a mi memoria; la sensación de abrazarte, de besarte, de bailar juntos. Todo se conjuga en un frenesí de anhelos que inunda mi alma. No te apartas de mi mente durante el tiempo que necesito para extrañar esa ya usual sensación de tenerte cerca.
Todo está aquí conmigo: tu perfume, tu voz, tu aliento, tu sonrisa… Todo menos tú. Pero al parecer es suficiente para seguir viviendo la constante de tu cercanía.
Al pensar en lo que podría ser nuestro encuentro, imaginario y realizado a base de nostalgias, he hallado mil razones para ilusionarme: la justicia de estos años extrañándote, esperándote; la prisa de estos brazos que te buscan en los espacios que te traen a mi memoria; la pena de pensar que no llegues a enterarte que ahora mismo me estoy muriendo por ti, por tus besos, por la bondad de tu mirada; los sueños, que como prisioneros en cadenas, se liberan en mis noches.
¡Ah, mis sueños contigo! En la madrugada te besaba con ternura, mientras te decía al oído: ¡Mi primer amor, mi gran amor! Te estrechaba con alegría, con la prisa de los momentos que se nos van sin decirnos nada; con la ansiedad de entregarte todo por si de repente la vida nos separara: ¡Aún en mis sueños me inunda la tristeza por el futuro que te aleja de mi corazón, mi amor!  Luego, seguías conmigo, mientras hablábamos en un espacio abierto, en un césped difuso, y tu imagen aparecía cerca de una hija tuya. Súbitamente ella parecía tener tu mismo rostro de la adolescencia: tus ojos grandes, tu boca linda, tu piel clara. Se me figuraba quizás una hija nuestra en otros mundos. Si es verdad que los sueños son ventanas a realidades paralelas, me alegra saber que estamos juntos allí. ¡Que la Vida nos permitió amarnos de todos modos!  
¿Cómo se puede atrapar instantes así, aunque sólo sean sueños? ¡Es como aguantar la respiración en el fondo turbio, con las ansias de salir a la superficie en busca de aire! ¡Es perderse en el trópico sin nada en las manos, sino sólo la dicha del aire tibio, los colores por doquier, el olor de mil frutas y el sonido de la vida agitándose alrededor! Aunque en lo secreto del alma alguien nos diga que volverá el frío… Así te sueño yo, mi amor lejano. Así acaricio la ilusión de estar juntos otra vez, mi vida. Así se mantienen frescos mis besos, y tibias mis caricias para el día que vuelvas. Así se desnuda mi alma, de rodillas, implorando al Cielo amarte sin descanso antes del final de mis días.
Mientras tanto, en la noche de mis melancolías por ti, sigues presente. El aroma de tus cabellos negros que quise atrapar un día; el susurro de tus amores en las noches en que nos agitábamos tan cerca, cuando sólo cerraba mis ojos para sentirte con dulzura; el calor de tu boca que me envició de tu amor sin dejarme nunca ¡Oh arrolladora obsesión de ti! Tu seriedad, tu enojo y las risas que explotaban de tu pecho durante tantos momentos vividos.
¿Te acuerdas, amor?  El beso silencioso junto a la laguna, mientras el viento azotaba nuestros cabellos; las largas caminatas, conversando sobre mil asuntos, en tanto nos deleitábamos de estar tan cerca; aquél beso que te di al apagarse súbitamente la luz, cuando bailábamos; las caricias enloquecidas de nuestras manos recorriéndonos, la ansiedad en nuestra respiración apasionada, mis besos en tu vientre y tus silenciosos gemidos con cada contacto; el beso que te pedí y me diste en la calle a escondidas de todos, tras lo cual, como un niño me sonreía y te pregunté incesantemente cómo estabas, tan feliz de verte de nuevo; la noche de mi embriaguez en tu cuarto, cuando te deshojaba mis penas al ver que empezaba a perderte; la mañana de besos en el parque, tras una noche de fiesta antes de navidad.
¡Cómo te me has ido, Liliana! ¡Cuánto frío siento en el alma por extrañarte, por los sueños perdidos! ¡Tanto dejaste de ti en mi corazón, que ya no imagino la vida sin quererte, sin esperarte!
¡Cómo me matan tus recuerdos, tus besos y tu cercanía, y me devuelven la vida luego, en un círculo infinito de tristezas y alegrías!
Te espero, amor de mi vida, rosa de mis días, hermoso amanecer en el horizonte de mi juventud…
A ver si al dormir, regresas otra vez, preciosa.



Volverte a ver - Juanes






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