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Hordas de besos acudiendo a tu piel
a mezclarse con el licor de tu flor húmeda,
me embriagaste de amores
y no tengo camino de retorno.
Te recorrí entera en tan poco tiempo
como si tuviera prisa de apoderarme de tus montañas
y apropiarme de tus fuentes cálidas.
Eras tan mía,
contra tu pudor
la tierna vergüenza de saberte descubierta
a merced de mis manos y mi boca ansiosa
campearon mis caricias sobre tu territorio
y te mezclaste con la vida de mi vientre.
Tú también soñaste que te quedabas
y en la sublimación de nuestra entrega
me diste tu amor en noviembre.
Cada vez vivo más y recuerdo menos
hay tanta música en el aire
que las nostalgias se tornan en evocaciones
hijas de la euforia de atrapar tu olor
tu sabor de mujer y tus tímidos susurros.
En la madrugada espero tu abrazo
te quedaste a mi lado
en la brisa de tu perfume
en la fuerza de tu mirada
que se quedan canciones
entonadas por mi piel que te extraña
y se resiste a creer que te has ido.
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