Noviembre 21 de 2017
01:09
Eres mujer y eres poesía
y por saberlo con mis labios
¡Cuántos no me lo perdonarían!
Porque eres tormenta y me has inundado
y eres brisa y me has envuelto
en la seda de tu cabello.
Cuento mis horas sin ti
y se me vuelven vidas contigo;
espacios imaginarios
que recrean mis sentidos;
mitos y verdades que se enamoran
con la música de tu nombre,
con el perfume de tus senos,
con el sabor de tus labios suaves,
con tu voz y tus ojos negros.
Te llevo en el alma, te llevo,
escrita con el lápiz de tus labios
recuperada del frío del invierno
servida como un vino dulce
que ha de beberse despacio.
Y en la punta de la lengua
tu nombre llevo, tu nombre,
para mis días de sed por tu ausencia
y cuando quiero embriagarme.
Te extraña este cuarto
donde mis brazos rodearon tu torso tibio
y escuché de nuevo el canto
de tu respiración y tus gemidos.
Mi mujer y mi poesía
si supieran lo que hemos sido
nadie nos perdonaría.
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