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Deja que me extravíe en tu sonrisa
y todo mi mundo seas tú...
Que establezca mi base de sueños
en la redondez de tu ombligo.
Déjame mirarte largamente
y no trates de impedírmelo,
uno no sabe cuántas veces
puede repetirse el mismo milagro.
Y después de tanto mirarte,
déjame también cerrar los ojos
el tiempo necesario para agradecer
que pueda abrirlos y vuelva a verte.
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