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Te respiro
te digiero
te bebo
y te exhalo
en cada recuerdo
en cada canción
en cada sueño
en cada átomo de tu perfume.
Estos se resisten a partir
no me dejan sólo
no me dejan sin algo tuyo
como mensajeros crueles
como enfermeros de la noche
como profetas del día.
Te traen de repente
me torturan con suspiros,
cada recuerdo es un clavo,
cada canción una navaja,
cada sueño una resaca infinita.
Y hasta el aroma de tu ropa
es un viaje al cielo
que se estrella en el pavimento.
Quiero oírte
quiero olerte
y gustar tu humedad.
Mirarte de reojo
y lamer tus labios... los dos.
Tengo sed
Quiero poseerte y no estás
deseo tu piel rozándome
y tu voz en mí oído.
Te quiero y no
porque estás y no
porque me haces vivir en un beso
me haces volar en tu sexo
me hundes en el no más
y me matas cuando te vas.
Es amar
es entrar y salir
como cuando hacemos el amor
y sudas y hace frío.
Es la urgencia de coger
y luego los deseos de dormir
sujetando tus senos
diciendo que te adoro.
Mintiendo
porque mentalmente negamos,
sabiendo
que lo volveremos a hacer.
Porque me haces falta
y me extrañas,
todos los días de mi vida
o de la tuya,
si muero antes.
Y sólo la luna es tan sabia
que recoge los suspiros
de sus amantes desesperados.
Acumula nostalgias
y las convierte en risas
apuradas con licor
hasta que alumbre el sol
y todo se olvide,
para empezar de nuevo.
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