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Por la curva de tu sonrisa
se extraviaron mis ojos
por la onda de tu cintura
y el cielo de tu mirada.
Me embriagó el néctar
lo bebí del borde de tu copa,
me enloqueció el furor
de tus manos en mi cuerpo.
Volviste con la tarde
como un sol inadvertido,
me calentaste el corazón
y me hiciste tuyo en un beso.
Por la línea de tus senos
por el valle de tu vientre
me perdí feliz, hallándote
y me encontré a mí mismo.
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