Noviembre 16 de 2016
00:30
Hay algo inexplicable, quizás mágico, cuando estamos cerca.
Siento la perfecta libertad de vivir y ser yo mismo; de amarte y saber que estás junto a mí. Pero igualmente, de aceptar que nos volveremos a despedir. Durante nuestros encuentros, cada momento cuenta para mí. Puedo verte y sentirte; puedo olerte y tocarte. Tenerte en un abrazo es algo que no puedo describir: tu calor, tu piel, tu figura tan amada, tu respiración y tu voz... Y se queda tan vivo el recuerdo de los besos, que mi alma se conmueve durante horas enteras, al borde del frenesí.
Volver a verte es como retornar a la superficie por aire. ¡Y cuánta falta me hace respirarte!
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