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¿De dónde, pues, saliste?
¿De un sueño, de una ilusión, de un libro?
Que tienes en vilo mi alma
y sólo quiero saber de ti
ansiando sumergirme en tus pensamientos
y en la suavidad de tu piel clara
Que muero por descubrirte de mil maneras
y sin saciarme nunca,
espero la siguiente ocasión
para hallar un brillo nuevo,
un acento distinto,
un misterio impensado,
un sabor matizado.
Tú y tu manera de enamorarme tanto,
sin decir nada, sin proponértelo siquiera...
Cuánto más si me das tus besos,
si me invitas a probar tu cuerpo,
si me miras por última vez
con esa dulzura tan tuya,
tras decirme que me quieres.
Soy nadie, sólo sueño,
sueño contigo hasta olvidar que duermo;
me parecen flores tus manos y frutas tus pechos;
se me antoja perderme en tu mirada
y escuchar tu voz mientras olvido el tiempo.
Beberme esa sonrisa,
beber de tu vientre
y comenzar de nuevo.
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