Septiembre 6 de 2016
04:40
Rebuscando en los besos perdidos,
en las ocasiones fallidas de entonces y ahora.
Recordaba que es amargo no verte después de intentarlo,
que el dolor es agrio y la canción melancólica.
Como si una nube gris se posara pertinaz,
a ensombrecer y a agitar con crueldad la tierra.
¡Qué amargo es el sendero de regreso,
entre la burla de las horas y las calles!
Corte final de flores negras al paso de la derrota,
elegías sin héroes, baladas sin abrazos célebres.
La esclavitud nos acostumbra con crueldad,
estremeciendo las fibras del alma durante años.
¡Qué oscura la noche, qué gris la luna
Cuánta soledad sin la ventura de un hombro amigo!
Te me ibas, o me iba yo en silencio sin que supieras,
Se partía en mil fragmentos la tibia dulzura.
Y se iba apaciguando el corazón resignado,
condenado a días y años de anónimo silencio.
El amor tiene estaciones solitarias que nos esperan sin vino,
impasibles invitaciones al destierro en cadenas.
Lágrimas enteras y lamentos a medias sin mirarte,
con la esperanza sumisa de reposar de la tristeza.
Así se me iban los días y los años sin besar tu boca,
así te recordaba aquella noche en mi frustración de no verte.
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