Noviembre 7 de 2020
11:41
Ella se ha ido y mi corazón no lo sabe
aún embriagado del vino de su sexo
de sus caricias que traspasan el tiempo
late con la misma prisa de aquellos años
en que florecían mis ansias por ir a verla.
No está, ¡pero cuánto la quiero todavía!
reteniendo en las yemas de mis dedos
los lugares de sus secretos de mujer
como se extraña la lozanía el paraíso
una vez que el ángel lo cierra con su espada.
Y aquí me tiene el cielo, pensando en ella,
mirándole en el sol y en las estrellas
y en todas las estaciones de la luna
mi corazón no lo sabe, pero ella se ha ido,
y yo aquí me conformo con quererla.
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