Noviembre 7 de 2020
11:13
Tantas evocaciones de azúcar
de sus besos de almíbar,
que, fermentadas,
se transforman en alcohol
recorriendo mis venas
¡Cuánta melancolía!
¡Cuántas ansias de comprobar
que no ha sido un sueño!
Los matices de su piel tibia
cual seda deslizándose en la mía
-bajo el agua tibia y cristalina
que me dejaba verla toda,
o bajo el blanco de las cobijas
invitando a sumergirme en ella-
han de quedarse por siempre
como un sello con fuego.
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