Octubre 15 de 2016
1:33
Como recién me dijiste, te voy conociendo poco a poco... Este mes ha sido un espacio para ello. Vivimos momentos muy intensos, enmarcados por experiencias de distintos colores. Reímos, lloramos, sentimos miedo y también destellos de trascendencia. Pero también de apatía.
Lamento que sufras. Pero si no fuera así, tampoco hubiera podido contemplarte reír casi hasta el agotamiento. Sé que te cansas de todo, es tan humano sentirse así. Sé que a veces ta cansas también de mí, ¿Por qué iba a ser diferente conmigo? Sin embargo, vienes y compartimos fragmentos de nuestra existencia, Te siento tan mía, aún sabiendo que no lo eres, pues en realidad no somos más que instantes en la vida de otras personas y del tiempo que nos lleva a cuestas mientras culmina nuestra marcha.
Sin embargo, en este camino a veces fascinante, a veces azaroso, de encontrarte, te me vas haciendo más familiar (si cabe tan sólo decirlo). Pienso, por lo tanto, que el amor es una forma de búsqueda, cuya esencia es maravillarnos de cuanto vamos descubriendo, mientras continuamos estimulados por lo que vendrá después. Y en su defecto, el desamor es la cancelación paulatina de esa indagación, es la pérdida del interés en seguir descubriendo.
Por cierto: la última vez que te encontré, no dejaba de mirarte, con detenimiento, con curiosidad. Y aunque sabía que por esa ocasión todo iba a ser más breve y apresurado, quería alargar los minutos en busca de algo nuevo y distinto. Y me hacía feliz verlo incluso en tu pregunta de por qué te miraba de aquel modo.
Octubre contigo y tanto para recordar. Pero especialmente dos cosas señaladas a cuatro manos: un sábado cargado de sensaciones con un cuasifinal inesperado y tú proponiéndome matrimonio. Ha sido el compás de dos tiempos entre realidad y virtualidad, muerte y resurrección, alegría y dolor, compañía y soledad. ¿Las recordarás tu también?
Con todo, aún no hemos llegado ni tan siquiera a la mitad de Octubre... ¿Qué más podría llegar a ocurrir?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por regalarme tu tiempo y permitirme compartir estas líneas. Deja tus comentarios con el corazón, tal como yo he regado estas cartas.