Octubre 22 de 2016
16:53
Te extraño...
Quizás no lo entiendes,
porque estás tan habituada a ti misma,
que no te sorprende ver tu rostro hermoso en el espejo,
ni tocar tu suavidad cuando te dispones a salir.
No te hace falta el tono de tu voz,
o un beso de tu propia boca.
¡Cómo habrías de saber que te quiero,
si no intuyéndolo en mi sonrisa al verte,
o mis pupilas dilatadas tras la prolongada espera?
Debería bastarte con saber que te amo.
A mí me basta como el aire,
como la luz en la mañana,
sin darme tiempo a pensar.
Pues si me detuviera a meditar el motivo de extrañarte,
dejaría de ser yo mismo,
así como dejaría de existir sin aire.
¡Déjame que te quiera, mi vida!
Y déjame ir tras este amor,
que no alcanzas a explicar, ni evitar...
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