Agosto 5 de 2016
10:21
Un diecinueve de Marzo.
Un par de besos furtivos.
Llevabas esa blusa que me encanta.
Sentada a mi lado derecho, como en las fotografías.
Estábamos frente al computador portátil en el hall de la gran biblioteca. Fuiste muy buena al abrazarme cuando te dí la chocolatina blanca que traía desde la tarde. Y era demasiado, como para no intentar darte un beso, pues el contacto con tu mejilla era una especie de afrodisíaco irresistible.
Nunca olvido esa tarde, aunque por petición tuya, he ido dejando el hábito melancólico de recordarte visitando los lugares donde nos besamos. -Bueno, no siempre lo he cumplido...- Desde entonces, sé que en ese preciso lugar y ese exacto momento, nuestra vida continuó donde la habíamos dejado, años atrás.
- ¿Crees que lo puedo olvidar?
- No creo que lo olvides, Liliana. Estabas muy nerviosa, igual que yo.
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