Agosto 7 de 2016
00:59
La alegría se me resbala desde el corazón. Brotó de humildes esperanzas, que hallaron una oportunidad de florecer. Mi alegría eres tú, lleva tu nombre y mi apellido. Me haces cantar de miedo y de fascinación. Me haces temblar con un beso y reír a carcajadas. Das tres giros a mi existencia y sólo sé que me embriagaste con los besos de tu boca. De repente miro, y resulta que el tiempo sólo ha pasado cuando la ebriedad cesa, cuando ya no estás. Quisiera dormir a tu lado para contarte que me gustan tus ojos y el sonido de tu voz en mi oído. Pero la luna cerró otra vez las ventanas, mientras nos escondíamos, abrigados por la noche, antes de la despedida.
Con todo, le doy gracias al Cielo por haberme vestido de alegría para la ocasión. Por estar vivo y decirte cuánto te quiero esta madrugada.
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