23:40
Tienes el beneplácito del tiempo
cuando sonríes, cuando hablas.
Mas vienes a mí como un amanecer
y me das los remos de tu barca
para recorrer tu cintura y tus muslos.
Y de vez en cuando, ante tu extrañeza,
deslizo mis manos inquietas
por la tersa curvatura del ángulo
que recorre el borde de tus senos
hasta la primavera de tus brazos.
Y a veces, cuando miras al vacío,
me regalas luces del tiempo,
para indagar tus pensamientos
y para beber tus secretos besándote.
Entonces te siento tan cerca
como el aire que llena mi pecho.
Y sé, como nunca antes he sabido,
que estás en mí, estás muy dentro.
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