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Tu amor,
brisa fresca en la aridez de nuestra distancia.
Nos amamos sin pedirnos permiso,
nos apresamos dulcemente,
con rejas de palabras,
secretas como los sonidos del corazón cuando ama,
alimentados de suspiros
sentenciados a entregarse,
a provocarse convertidos en caricias
y besos que se escapan.
¡Oh, los labios que se entregan
Con la ingenuidad del niño
y la sinceridad del agua!
Con los tuyos fundaría mi patria
me esclavizaría a otro mundo
para que me libertaras.
Mucho más que las huellas de tus dedos,
es que te quedaste impregnada,
y es imposible concebir un cielo,
sin tu boca adorada.
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