Diciembre 19 de 2016
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El beso de la mujer que amo,
es quietud y tormenta,
es tímida ternura y deseo...
Seguridad de entregar el alma
y temblor en los labios.
El beso de ella me embriaga,
mientras detiene el tiempo.
Me roba la voluntad con calma
y me hace vivir para amarla,
soñar la luna y vengar el silencio.
Su beso es como su boca,
delicada, dulce y hermosa;
una prisión con llaves de azúcar,
con una guardiana golosa,
que soborno con gentileza.
Sus besos son la antesala
de probar su sabor de mujer
y recorrer su piel tibia,
delirar sumergido en su mar
y regresar extasiado a su playa.
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