Diciembre 22 de 2016
02:18
Después que nos despedimos, como una estrella a la distancia, apareces en destellos breves... Consulto con el recuerdo de tu piel suave y quiero que vuelvas.
Escucho esa voz que adoro desde el espacio en que decides llamarme y de repente soy más consciente de las circunstancias que nos unen. Las personas que amamos, los eventos del día y los vientos de cambio parecieran tener espacios imprevistos para ambos. Hasta hace relativamente poco éramos casi extraños, negándonos a hablar o a mirarnos. Ahora, pareciera faltarnos el tiempo y el lugar. Una extraña paradoja, pues resulta que treinta años es una vida.
Hoy, tras nuestros besos y nuestros encuentros, me alegra saber que nunca hubo un final. Que a pesar de las dudas y las adversidades, decidimos redescribir el presente. Contra toda previsión, como si se tratara de un juego del Destino, sin saber con certeza lo que vendrá. Y pienso que eso tiene un encanto único, una fuerza particular que nos gusta a los dos y que muy pocos conocemos.
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