Septiembre 29 de 2020
21:15
Así es la vida
y el cielo me dio la fortuna
de acompañarte en los itinerarios
en las estaciones inesperadas
en las ausencias signadas por el frío
como si no me bastara amarte
pues debo registrar en mi libro
como te han visto mis ojos
desde que era niño...
Privilegio y deber,
vocación y placer,
sentido y destino.
Y te he visto llorar a solas
y a voluntad, también te he visto...
A veces por las razones prosaicas
y por las tragedias que nos son dadas
en este mundo que nos tocó en suerte.
Y te he visto vibrar
en silencios extáticos,
ardiendo de ganas de cruzar el cielo
con tus planes que te arrancan destellos
y tu mirada no vuelve a ser la misma...
Y vibrar entre orgasmos,
también te he visto.
Y te he visto reír
con tu manera tan propia,
como irradiándote hacia afuera
como encubriendo penas
o burlándote del tiempo.
Es tu destino el gozo
aunque se te crucen penas,
porque tu esencia tan humana
y tan divina, al mismo tiempo,
florece cuando sonríes.
Y reir hasta llorar,
también te he visto.
Así es la vida
y el camino continúa
con sus giros y sus desvíos
y yo le cuento al mundo
de tu existencia magnífica
de tu sencillez en las cosas cotidianas
y todo lo que te ha hecho,
mientras respire,
la mujer de esta vida mía
que te contempla.
Y escribo, y escribo,
como si para ello existiera
como un narrador afortunado
cuenta su mayor alegría.
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