Abril 24 de 2016
11:30
Esta noche, te me vuelves obsesión y un tibio suspiro. Te olvido por instantes, cuando no soy yo mismo, al dejar de respirar y sentir frío. Pero es sólo para recordarte luego, con intensidad, anhelando tenerte tan cerca como pocas veces has estado conmigo. No tengo norte al imaginar que vienes, sólo un frenesí recorriendo mi pecho en forma de olas que suben por mi espalda, como si me tocaras.
Pero estás lejos y te amo. Se trata de una mezcla de ternura por imaginarte tan linda, tan tú misma; de dulzura por recordar nuestro último beso, ante cuyo recuerdo no puedo evitar cerrar los ojos y hacer una pausa en mi vida, para dejarme llevar en el tiempo; de alivio, por saber que estás bien, que sonríes, incluso a mis expensas, pues sabes que te quiero tanto; de desolación, porque este frío cruel me hace consciente de una noche más de distancia: una menos en mi existencia para tenerte a mi lado.
Es insólito sentirte tan cerca y saber que te alejas. Perderme tras el aroma de tu cabello, en el aire, en mis sueños... En la ilusión que me hace aguardar cada mañana la esperanza de verme en esos ojos que me atrapan.
Esta noche te me volviste luna, y te miro, con la quietud de quien se fascina. Para envolverme contigo, en el espacio que sea preciso, porque nunca te he olvidado.
Déjame llorar - Ricardo Montaner
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