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En los días buenos
cuando me acompaña tu recuerdo,
como una brisa fresca en el pecho,
y tus palabras son tan tiernas,
como pétalos de azucena
Y otros solitarios
cuando en la palidez del silencio,
te apartas fría como un misterio,
llevándote esa voz tan tersa,
hacia las esquivas fronteras.
También en sus noches,
desgranan aromas tus cabellos,
sabores deliciosos tus besos,
mil erráticos que trasiegan,
cuando mi soledad te sueña.
Pues, en agonías,
que entrelazan tantos sentimientos,
por la suavidad de tus secretos,
y sin apenas darme cuenta,
me embriagan detrás de tus huellas.
Ven, amiga mía,
aún faltan miles de ocasos nuevos,
para mirar mientras nos queremos,
e ilusiones que se renuevan,
pues como la luna, regresas.
No te vayas nunca,
pues no te has marchado de mis sueños,
y cada furor con que te quiero,
por un sólo beso se aquieta:
el de tu boca, que es mi néctar.
Sabrás que te quiero - Vicente Fernández
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