Abril 29 de 2022
7:46
Presos de instantes que no se detienen
anclados en océanos de memorias,
porque, para bien o para mal,
el deposito de las cosas vividas
encamina nuestros pasos y nuestros ánimos
y se resume en ello,
mediante diminutas pulsiones
la metáfora de lo que somos.
Las mil palabras exponenciadas
de las posibilidades de tu nombre
se me antojan veredas para andar despacio
percibiendo tus aromas con parsimonia;
se me figuran estrellas testimoniales
de un cielo que no dejo de contemplar.
Tu nombre, que apartas y retornas,
como las olas de nuestro mar vivido.
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