12:03
¡Cómo duelen los días de mayo
con sus lloviznas tenues y sus tardes grises!
Eran mejores las lluvias de diciembre
nos encontrábamos los dos
nos volvíamos cobijas
rociaba sobre tus pechos chorros de vino
cantando y riendo mientras nos amábamos
y bebiendo juntos gotas de agua caliente
aunque presintiéramos, en las pausas,
que vendrían días de llorar las pérdidas.
¡Cómo duelen los días de julio
estas tardes frías sin esperanza
anunciando noches de pasar la página!
Fue tanto mejor aquella tarde de marzo
como la calidez de tu abrazo, cuando nos vimos;
nos envolvimos de paréntesis de terciopelo
y nos reímos del puro gusto de estar juntos.
¡Cómo extraño tus ojos y tu sexo tibio
cómo quisiera beber vino mirando tus ojos!
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