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Como antes,
cuando al mirarte
se me agitaba un mar en el vientre
y sentía pánico
de que me miraras
mas aferrándome luego
a la ilusión de que volvieras a verme.
Como siempre
desde cuando empecé a mirarte
y eran vapores de seda
o intrigas de neón
o todo junto en una resaca eterna
con el alcohol en las venas
arrebatándome la tranquilidad
y desviando mis pasos hacia los tuyos
o enloqueciendo mi lógica
ebrio de amor y de ternura
con un latir indecible en mi mente
repitiendo siempre tu nombre.
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