Septiembre 13 de 2017
23:47
Durante largo tiempo, huía de otros brazos para buscar los tuyos. Y encontraba la nada, el vacío de la noche que apenas recordaba el eco de tu voz perdida. Y aunque era cruel, prefería la frustración de no hallarte tras haberte esperado, a la quietud mortal de quedarme lejos, sin intentar mirar tus ojos. Me gustaba más escuchar a alguien mencionándote en tu ausencia, que la triste angustia de resignarme a pasar la noche entera imaginando lo que pudo haber sido. Desde entonces, como mucho antes, no importa lo que dejaba atrás, sino salir a buscarte a citas no acordadas. Y apareciste.
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