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Se quedó impregnada tu voz en mi piel,
tu voz de otoño, tu voz de septiembre,
tierno misterio y agresividad cruel,
te sentí una vez, te amé para siempre.
Y te mantienes intacta en mi mente,
como licor suave y poema de miel,
como si nunca más volviera a verte
viviendo al respirar el aire que fue.
Y se quedó tu perfume también,
adherido a mis dedos que te quieren
y sueñan ansiosos tocarte otra vez.
Tu aroma tan mío, olor que me envuelve,
fragancia en el aire hasta enloquecer,
que junto a tu voz, dejó una huella en mi piel.
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