Marzo 15 de 2016
2:27
Esta madrugada, me inquieta saber de ti y cómo estás. Tal como ocurría hace tantos años, cuando te marchabas de viaje, y me avasallaba la ansiedad.
De modo extraño, todo alrededor se aquieta, pero se despierta la pregunta expectante sobre ti en mi corazón, mientras las horas se me escapan pensándote con intensidad. Para mí no existe paz completa si no sé que estás bien, mi vida.
Quisiera abrazarte con el abrigo que late para ti en mi alma, sin decirte nada, sin que percibas estos suspiros... Sólo una tierna certeza en tu pecho, mística voz que te acaricia a la distancia, para que sientas que te amo. Sólo un impulso de la Vida de Dios, en una oración, tocándote en silencio.
¿No ves que cada lágrima tuya es como una canción que se desvanece en el olvido, sin ser escuchada? Si pudiese ir a recogerla de las fuentes de tus ojos, para retribuirla en versos breves a tus oídos. Si pudiera, ahuyentaría tus penas, tornándolas en la dulzura de una sola sonrisa tuya; cautivaría tus suspiros de tristeza, así como algún día te llevaste mi dolor, cuando viniste a verme. Entonces, me consolabas con el bálsamo de tu mirada, mientras la muerte se alejaba desairada de mi lecho.
Inquieto, en las sombras, te espero. Imbuido de tu nombre, ansío tu retorno.
Para tu amor - Juanes
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