jueves, 27 de diciembre de 2012

Mientras Regresas


27 de Diciembre de 2012
20:42

Fue una navidad más sin verte, apenas adivinando lo que haces y sientes. Esta noche caminé nuevamente alrededor de tu casa de antaño, escenario anónimo de tantas vivencias contigo.

Como acostumbro hacer, dejé dos rosas rojas en la esquina de aquél distante adiós:

Liliana:
Amor imposible,
Amor perdido,
Canción bella que entono a solas,
mientras regresas.


De vuelta a la normalidad de mi vida sin ti, tal como ha sido desde hace largos años, vivo la nostalgia, la pena y la febril devoción de estar contigo, tan cerca como pocas veces desde cuando nos separamos.

Parece demencial, frenético e inútil, pero me mantiene con vida.

Me alegra haber saludado ese amor que no olvido, que mantengo latente en el alma aguardando tu retorno. Me embeben los sonidos de las canciones que me saben a ti, que te mantienen presente en mi memoria.

En secreto mantengo repitiéndolas en un acto repetitivo, pertinaz y agudo, pero íntimo y vital. A unos metros, recordaba nuestras siluetas abrazadas en la noche, momentos

-Mientras regresas


Esperanzas  - Los Pecos





lunes, 17 de diciembre de 2012

Hoy fue muy lindo conversar contigo






Diciembre 17 de 2012
23:05

Hoy fue muy lindo entablar conversación contigo.

Me alegraste la vida con tus palabras, y me sentí en familia mientras charlábamos. ¡Cómo me cambias la existencia tan de repente! Habías estado ausente, distante los días anteriores. Pero hoy tenías algunas cosas que contarme, así como yo a ti. ¡Hasta te hice reír con algunas ocurrencias! Te confieso que tras un extenso silencio, quise importunarte para que me prestaras atención. Quise decirte todo, arrojarme al abismo para encontrar la soga que me abriera el paracaídas. No recuerdo cuántas veces me ha funcionado contigo. Pero hoy tus respuestas joviales evitaron tal imprudencia de mi parte. Y me sentí feliz de que hubiéramos establecido contacto. De todos modos prefiero tus risotadas que la amargura o las lágrimas que soy consciente puedo llegar a causarte.

Claro que ignoras tantas cosas que oculto por amor y respeto. Pero es mejor evitarte penas en esta época de tu vida. Ya llegará el momento amor. Te mando un beso, y la ilusión de un encuentro. Fue una sensación conocida y añeja, como un buen vino. Fue maravilloso sentirme otra vez así contigo.

Te extrañaba, tras estos días de silencios.



Para reconquistarte - Marcos Llunas







domingo, 16 de diciembre de 2012

Sigo esperando encontrarte






Diciembre 16 de 2012
23:18

Si supieras que a pesar de tu negativa a contestar mis llamadas, a pesar de tu silencio y la distancia de tus palabras; a pesar de la muy eventual calidez en nuestras conversaciones impersonales... Sigo esperando encontrarte.

Anoche visité la que fue tu casa de niña, hace tantos años ya. Reviví secretamente la primera vez que hablábamos, mientras lavabas ropa tranquilamente. También aquellos instantes en los cuales bailábamos desprevenidamente, las canciones que primero armonizaron nuestros pasos juntos; el que fuera tu dormitorio durante años. ¿Sabes que anoche lo vi tan pequeño, tan indiscreto y accesible, tan familiar?... Deslicé mis dedos por las rejas de la ventana a través de la cual miraste tantas veces, como arrebatando una caricia remanente.

Sabes ahora que durante aquellos años lejanos enloquecía por verte, y me emocionaba infinitamente la sola idea de que estuvieras cerca, en esos instantes de fiesta. Por esta época es realmente necio olvidarlo todo. También estuve en la sala de abajo, donde alguna vez recostamos el cariño que extrañábamos uno del otro, y sorbimos con dulzura el contacto de la piel y los besos desesperados. Aquella noche el piso se convirtió en un lecho cálido, y la respiración de quienes estaban cerca en música de fondo para el amor que nos dimos. ¡Oh, cuánta locura! ¿Cómo pudiste olvidarme con todo lo que cada caricia implicaba en esos días por los que vivo ahora?

Y anoche, al final de mi recorrido, como se ha vuelto costumbre, vacía frustración, canto ronco y repetitivo, tragedia de mis últimas décadas,... Regresé a la soledad de mi vida, de mi casa y de mis sueños que se mueren de frío, mientras te llaman agonizantes. Mientras se mienten a sí mismos con la ilusión fallida de tu ventana iluminada;  de tu casa en la actual oscuridad, cuando paso de prisa esperando la fortuna de encontrarte al fin, como placebo de mi mal sin cura.

No obstante, ahora que lo pienso, prefiero la tortura de no verte al final, tras haberlo esperado y luego de tentar al destino; prefiero ese dolor en lugar del abismo de no intentarlo, de resignarme a perderte sin remedio; lo prefiero mil veces, aunque los ecos de esas paredes blancas y tristes me reciten con frialdad y burla que es demasiado tarde.

Mas sé que el Cielo ahora oscuro, me regalará tus caricias, el calor de tu cuerpo, la agitación de tus senos y tu respiración estremecida en mi oído. ¿De qué otro modo se puede concebir el final de semejante suplicio sin ti? ¿Cómo más podría entenderse el sentido de esta obsesión de años, si hasta la tormenta más colosal espera el brillo del sol? ¡Cuánto ansío tenerte, mi amor! ¡Cuánta falta le haces a este corazón, a estas manos, a esta piel que sigue guardando ternuras sólo para ti! ¡Cuánta necesidad tengo de decirte que te amo, de dejar que se desborden mis palabras para que sepas acerca de la enfermedad de tu ausencia que tanto me duele, y que sólo tus abrazos y tus besos alejan! ¡Amor, amor, amor de mis delirios! ¡Nunca así se estremeció mi alma por tenerte cerca, por ver el fin de este dolor injusto! Sólo comparable, pero sólo quizás, a esa inolvidable noche en la cual te devoraba con mis besos, mientras te decía como un demente "te amo, te amo, te amo Liliana" y tú me repetías con mi nombre, susurrabas, y gemías embriagada de caricias y desnudez.

Te espero, te ansío, hasta el final de mis días, irremediable regalo de la vida, mi paz y mi tormento. Mi golpe mortal y tersa caricia, cruel distancia y mil veces deseada e íntima cercanía. ¡Oh tu vientre! ¡Oh tu abrazo! ¡Oh tu aliento! ¡Oh tu dulzura de mujer! ¡Oh prisión de tus tibiezas!



El Reloj - Lucho Gatica





sábado, 15 de diciembre de 2012

La música







15 de Diciembre de 2012
13:03

Volviendo al pasado para calmar penas

La música que bailábamos es una terrible omisión en todas estas líneas, aunque no en la primeras que escribía recordándote. Se trata de un factor importante en nuestros primeros acercamientos, el cual se mantuvo constante a través de años. Tristemente, desaparecía cuando me hallaba a solas, pero apenas de un modo, porque lo cierto es que estaba conmigo para recordarte y despertaba con mucho furor mis nostalgias. Trágicamente, se esfumó por completo, al decidir torpemente alejarme y realizar mil cambios en mi existencia, queriendo olvidarte.

Me fijo hoy particularmente en la cadencia de la salsa, la dulce cercanía de algunas cumbias, y la alegría de los merengues dominicanos. Incluso los vallenatos que nos acercaban con romanticismo y un particular encanto. Mi fiesta comenzaba al verte en el salón donde luego bailábamos. Te aparecías, mezcla de alegría y vanidad, siempre tan bella y deseable. Al menos de mi parte, se iniciaba un místico ritual en invitarte y tomar tu mano, para luego aprisionar tu talle con mi mano derecha. Te cortejaba con gran disimulo, respiraba con emoción encendida el aroma delicioso de tu cabello, y frecuentemente me acercaba a tu mejilla, sintiéndote tan cercana. En semejante éxtasis, no me quedaba aliento para decirte nada. Generalmente mis palabras eran tímidas, y el acento de mi voz impostado y absurdo. Sólo quería saber que estabas frente a mí, que nos abrazábamos, que podía sentir tu pecho latiendo frente al mío. Pienso que es extraño que antes de nuestro primer beso me dijeras que ignorabas que yo te amara así todo ese tiempo, ¡pues definitivamente aquellos abrazos nuestros eran a menudo tan apasionados y cercanos! Tersamente acariciaba tus manos, y tu cuerpo se hacía cálidamente liviano cuando nos acompasábamos con tal sincronía, que el pulso se me antojaba sensualmente uno, entre ambos.

¡Ahora pienso que inconscientemente es de eso que hablaba, cuando erráticamente te dije que bailar era algo deplorable y bajo! Qué insensatez negar que me moría por ti, y por revivir esas noches inolvidables.

Varias ocasiones te besé mientras bailábamos, pero recuerdo al menos dos: la más romántica, cuando en medio de una fiesta familiar, las luces se apagaron por una falla en el fluido eléctrico. Abrazados, tan juntos como habíamos estado en los días previos, haciendo algunas diligencias, (pero nada más), te besé... ¡Qué momento tan lindo, mi amor! ¡Cómo viene una y otra vez a mi corazón, para endulzar mi existencia! ¡Cómo se hizo magia aquél instante perdido! ¿Sabes que he regresado años después, a aquél salón improvisado varias veces, para recordar el abrazo, el silencio, la oscuridad y el néctar sabroso de tus labios? ¡Ambrosía que me hacía delirar, olvidando el tiempo y la distancia! Dónde estás hoy, mujer, que me enloqueces aún por un beso. ¡Por qué están tan frías las paredes de aquél espacio, guardando lejanos ecos de la música que anidó aquél encuentro furtivo! ¡Cómo es que nadie responde, si invoco en febriles arrebatos de melancolía tu nombre ansiado tantos años! Nunca volvimos..., aunque en la ansiedad de mi locura, yo sí, a buscarte en el silencioso recinto de tantas locuras perdidas.

Otra vez, en la agitación de un baile distinto, rodeados de tu familia y la mía (¡que irónica y ambigua expresión!). Ellos nos animaban, y para ambos todo resultó una mezcla de extrañeza y descarada vergüenza. Nuestro beso surgió espontáneo, entre risas y baile, y marcó la pauta de un momento inolvidable, público y simpático. De todos modos, quizás por el licor que habíamos bebido, tal vez por la jocosa circunstancia y la amabilidad de todos, el momento pasó, dejando su huella entre nosotros. Hoy me taladra el alma, suponiendo mil cosas acerca de lo que pudo significar... Estábamos en la sala de tu casa, y ya sabrás que por enigmáticas razones visito aquél lugar, tan ajeno hoy a los dos, tan extraño en el presente. Pero al mismo tiempo tan cargado de hondas emociones que revivo en esta agonía de tu partida.

Hay una fotografía, quizás la única, donde estamos bailando, en la sala de mi casa. Es un testigo mudo de las tormentas de pasiones que en mí se despertaron durante aquellos años. ¡Cuánto lamento no tener más, para recrear mis ojos con tu imagen bella entre mis brazos, que aún te esperan! En esa misma sala, estábamos un 17 de Mayo, mientras la torpeza y el alicoramiento le dieron pies a mis sentimientos para confesarte que te quería de verdad. "¿sabes, algo bonito?"... (...) Sobre ese mismo suelo cuyas baldosas están hoy partidas y teñidas de vejez, tu madre juntó nuestras manos otra noche, en circunstancias tan parecidas, para que pudiéramos bailar, pues por uno de mis ridículos arrebatos de orgullo, estaba molesto contigo. Y por la torpeza que me caracterizó, y me caracteriza aún, en medio de tal cobardía y locura, terminé besando otra boca cuando tú te habías marchado. ¡Cuánto sinsentido desperdiciando noches enteras a tu lado, suponiendo equivocadamente que la vida te mantendría cerca para siempre!

¡Cuánto diera hoy por recuperar siquiera una hora de esos abrazos íntimos, de tu vientre intocado y tu boca, de tu mano entre la mía, y la música dándonos alas para soñar sin fin! ¡Cuánto luto hoy, cuánta mezcla actual de melancolía y locura! ¡Cuánto sufro por no olvidar lo que pasaba entonces, incluso a base de escuchar esas canciones en la soledad de mi casa, de revivirte, mi musa, en bailes hipotéticos! ¡Embriagados mis ojos, loco de frenesí, te imagino conmigo como si nada hubiera pasado! Mis pies que han andado tanto desde aquellas madrugadas, quieren revivir épocas junto a los tuyos, pues no todo era romance en el silencio de una alcoba, no todo eran caminatas o aromas de café en las tardes... Y habrá tiempo de recordar nuestras horas en el cine, o nuestra ebriedad en la calle. Pues también, y sobre todo, sonó y aún suena música tropical para los dos.. ¡Qué hermosa añoranza, Liliana! ¡Quiero volver a bailar contigo!

¿Sabes? Pensándolo bien, la idea de estos escritos publicados comenzó tras la noche en que al tomar tu mano e invitarte a bailar conmigo, la música no se escuchó, por extrañas razones. No pudimos hacerlo, y por unos microsegundos el viejo ritual se mantuvo, antes de que, debido a la formalidad de las circunstancias actuales tuviera que soltar tu mano y fingir que nada pasaba. Te di la espalda, como en la necedad de mis años de juventud, como quien no quiere nada ¡Pero, para mí, ese instante era el más maravilloso de aquella noche, y de tantos meses atrás! Unos minutos después, te marchaste, y de mil modos,  la fiesta terminó para mí (creo que ya lo había mencionado antes). Sólo me entintó de familiar alegría, horas después, la experiencia de abrazar a tu padre, entre el frenesí de la embriaguez, y besar su mejilla como si fuera mi propio padre. ¡Cuánto añoro hoy que así hubiera sido! ¡Cuánto lamento, a pesar de todo lo que hubiera significado, que mis hijos no fueran también sus nietos!

¡No es tiempo de maldecir mis despropósitos! Sólo de recordar que te amo y que la música ha estado allí, nada silenciosa y sí muy azarosa y alegre, para alentar nuevos encuentros, nuevos bailes; nuevos anhelos de perderme contigo en noches sin final; y terminar en la madrugada, abrazándote cansado de los excesos, pero contento de que estuvieras a mi lado. Como en aquellas noches ilusorias, que me hacen saber que fui muy feliz contigo cerca.

Coincidencialmente, durante esta época del año, te me vienes a la memoria como un viento rotundo, como un terremoto inapelable. Y deseo aún más volver a tenerte frente a mí,...  Y bailar, bailar.
Es maravilloso, febril y trágico al mismo tiempo....

La Vida nos permita estar juntos de nuevo, Liliana.



Pensando en ti - Cheché Mendoza



  


lunes, 10 de diciembre de 2012

Durante este prolongado silencio entre los dos






Diciembre 10 de 2012

Durante este prolongado silencio entre los dos, me dedico a transcribir recuerdos...

Imagino constantemente cómo estarás, lo que harás y la manera de volverte a ver. Te extraño, y me parece que me acostumbré a la experiencia de añorarte todos estos años. Oigo hablar de la nostalgia, de tantas personas que experimentan soledad y penas por lo que ya no está. Entonces me estremece momentáneamente en el corazón la angustia de pensar que no volveremos a estar juntos. ¡No es posible estar ajeno al dolor de quienes viven turbulencias semejantes!

Me imagino el diálogo entre los dos, hipotético abrir de mi corazón, insistente declaración de un amor callado largamente. Presiento el contacto de nuestros labios, el abrazo secreto, el frenesí.

Anoche soñé otra vez contigo, y hasta me inquieté acerca de tu salud. ¿Qué ocurriría conmigo si te pasara algo malo? Y a pesar de buscarte, de preguntar por ti, de intentar un contacto leve al menos, me dejas solo. Es la triste desventura de quien ama en las sombras, de quien te espera.

Vuelve amor, mis brazos te esperan. Regresa por fin a calmar estas ansias. No me dejes morir así, sin el calor prometido, sin los momentos más íntimos.



Time to say Good Bye - Bocelli y Sarha Bridman




viernes, 7 de diciembre de 2012

Si tan sólo






Diciembre 7 de 2012

Tantos años después del delirio que me causaste la primera vez, mujer de mi vida.

Anoche, meditaba incesantemente en los momentos vividos contigo, sobre todo los que por su nivel de intensidad e intimidad me hicieron conocerte mejor. De pronto, empecé a imaginar lo que hubiera podido ser, y de qué tantas circunstancias dependía entonces. ¿De qué modo las decisiones que tomamos o dejamos de tomar afectan nuestro presente, que se hace imposible escapar de él? ¡Cómo nos tortura la imaginación que alcanza los límites insospechados de la locura para exhibir el tamaño de nuestros errores!

Si tan sólo amor, no me hubiera dormido en esperanzas vanas, aun cuando puedo decirte que no dejé de amarte de verdad, con todo lo que mi ser podía. Las palabras hubieran podido ser más hechos, insinuaciones claras y atrevimientos más allá de lo estipulado para los dos. Las circunstancias eran difíciles, pero fui un quijote inventando batallas contra sombras y mostruos imaginarios. Desvié mi atención de los desafíos reales y temí enfrentarlos, pensando más en el enojo o la contrariedad de quienes podrían en aquella época causarnos daño, que en el tesoro que me esperaba contigo.

Si tan sólo me hubiera empapado más de ti, cuando te entregabas a mis antojos como una flor perfumada. La timidez y irresolución de mi parte, sumadas a un constante sentido del deber, fueron mi ruina contigo. Cuando te entregabas eras nido y paloma, la tersura de tu piel enloquecía mis sentidos y me perdí sin remedio entre tus brazos. Me embriagabas con tus besos, con tus caricias, con tu cercanía, con tu perfume y tu néctar. E iluso, sin percibir que nuestro amor era inoportuno para las madrugadas y los días que seguían, confié demasiado en el futuro. No supe alimentarte de mi pasión, no quise abrir la puerta que me entregaste en esas horas inolvidables. Fuí un insensato con ese raudal de sabias deliciosas y pétalos de flor que me regalaste esas noches que no dejo de atrapar en mi memoria.

Si tan sólo hubiera luchado más por ti, no dejando nada al azar o al capricho de quienes tomaron posiciones firmes contra mi amor. Me duele pensar que mis mejores días se esfumaron con un adiós absurdo e imprevisto; con la cadena de equivocaciones que siguieron; con mi silencio y tu indecisión; con mi enojo y tu orgullo; con cada mañana en la que nos encontrábamos (tú para la universidad y yo para mi trabajo). ¡Por una necedad de la que me he arrepentido todos estos años, creyendo no sentir sed mientras desperdiciaba el agua preciosa que vaciaba del cántaro! Luego, la mayor parte de lo vivido era lamentar, invocar lunas perdidas, recordar viejas canciones... Pero sólo había soledad y vacío de ti por doquier. Y aún cuando llegamos a hablar, por ejemplo tras el momento de lucidez al llamarte para tu cumpleaños, respondí a tu curiosidad con una pose estúpida de autosuficiencia. Cómo lamento eso, amor. Si pudieras perdonar mi insensatez. Si pudiera regresar los giros del universo para estar juntos de nuevo.

No obstante, espérame... Hoy los gigantes parecen más reales, pero tengo la resolución de mi parte. Te he extrañado demasiado para seguir con esta absurda pasividad que me está enloqueciendo, mientras los trozos que quedan de este amor siguen esparciéndose en el olvido.

Estas palabras contra mis acciones, un medidor de verdades y realizaciones. El tiempo que queda es poco. Tú sigues tan hermosa e inquietante.

Espérame...







lunes, 3 de diciembre de 2012

Esta noche, te me apareciste Amor





Diciembre 3 de 2012
21:31

-Esta noche, te me apareciste, Amor, en la figura de un abuelo mendigo.

Él espera siempre, alentando la ilusión del favor para su miseria. Mi pan fue su pan por un momento, y luego desapareció levemente.

Estás en él, ignorado en un océano de indiferente crueldad, en el frío de la noche y tan sólo un puñado de nostalgias evasivas para llevar a casa.

Muy cerca de aquí, mi amor, perdido amor de mil sueños. Muda en lo íntimo de su casa, aguarda el fin de la jornada.

Como hace casi veintiséis años, (¡veintiséis años dentro de tres días!), mi corazón sigue preso de su mirada, del olor de su cuerpo, de su proximidad... De los dulces besos y las deliciosas caricias que vinieron tras angustiosas noches de avidez y ebriedades.

Su recuerdo me acompaña, esta noche, mientras miro su ventana, fría cortina que simboliza el patético desenlace que marcó de dolor mi vida hasta la muerte.

La luna me acompaña en el frenesí de mi delirio.

-Mis cantos se pierden en la noche añorando un beso tuyo, y cuanto puedan de más estas ganas de tenerte conmigo.


Costumbres - Rocío Dúrcal







De modo reiterado, enfermizo e ilógico, te imagino




Diciembre 3 de 2012
21:22

De modo reiterado, enfermizo e ilógico, te imagino. Frecuentemente en lugares conocidos. Otras noches, como esta, mirando directo a tu ventana.

Con el aroma dulce de un café, y en mis oídos varias canciones que me hablan de ti, me figuro que ves televisión; o frente a tu computadora; o quizás preparando la comida; o lista para una ducha…

Estás a unos metros de mí, pero llevamos años separándonos más y más. Este pensamiento que me aborda ahora, te trae conmigo a lugares irreales, pletóricos de risa y placer.

Te extraño…, de verdad me haces falta. Recorro con la vista estos pasos hasta el lugar donde estás ahora, en el que ignoras que sigues tan presente en mí. Tal vez espero que aparezcas, de sorpresa, como supuse que ocurriría otras noches cuando vine aquí mismo, equivocándome como siempre. Pero no importa, al menos por ahora, pues el alma parece reposar sintiendo esa extraña cercanía física… Con mis cartas y poemas para ti en esta mesa, pediré otro café y suplicaré al Destino por un Sí…


Manantial de Corazón - Yordano





domingo, 2 de diciembre de 2012

Arrebatando añoranzas

Diciembre 2 de 2012
14:26





Hace años voy de prisa, arrebatándole vida a las horas, añoranzas a los instantes vividos. Casi se me ha vuelto un propósito rastrear cosas de ti, recuperar momentos pasados para rearmar mi vida. Tantos años ocupándome para evitar pensarte; tanto tiempo evadiendo con un estúpido estoicismo los senderos que me hablaban de ti; ¡tanta vida derramada lejos de tu vida!

Sé que es tarde, que han pasado muchos cielos, muchas tormentas; muchos árboles han sido derribados, y sólo quedan rescoldos bajo la superficie… El incendio no ha dejado mucho, y ardió largamente, sin que hiciéramos nada.

¿Y qué, si volviésemos a animar los fuegos? ¿Y qué, si encontráramos nuevos mundos para nuestro cielo? Trato de buscar en el suelo, descifrar huellas, percibir ecos de tu risa, intuir tu sombra junto a la mía… Los poemas me han servido para reencontrarme con aquellas noches, para volverte a extrañar con algo más que ilusiones en las manos.

Hoy, mientras buscaba las calles de siempre, fantaseaba con un futuro que se fue. Imaginé a nuestros hijos, a nuestra familia, las cosas que hubiera soñado para nosotros. Es algo torpe, indefinido de hacer, y tal vez más infructuoso que atraparte en este presente. Por esta razón trato de hablarte cuando estás disponible, de invitarte a charlar, de interrumpir respetuosamente tu cotidianidad. Para que no se esconda la luna, para no perderte definitivamente. Si pudiera te buscaría cerca de tu casa, pero no quiero hacer daño. De vez en cuando visito los sitios de nuestros seres queridos, y recorro con la mirada sonidos y escenas codificadas para la vista de ellos, pero tan nítidas y patentes para la mía. Y aún trato de no hacerlo demasiado a menudo, para no echar a perder sus hermosos recuerdos. En ellos, sigues recostada a mi lado, mientras te hablo palabras de ensueño y te amo.

Aunque bien sé que, como entonces, todo sea cuestión de alentar las esperanzas. Estas quedaron siempre, aún cuando partías durante semanas sin que volviéramos a hablar. Esa ilusión -a veces negada- de verte, me hacía temblar al estar frente a ti, y mantenía frescos mis caprichos de ti. Por eso, y al ver lo que imaginaba contigo y que quedó preservado, tengo la ilusión de que estés junto a mí otra vez.

No es necesario mantener el fuego ardiendo en la superficie, amor. De lo profundo se puede rescatar la tibieza de nuevos días. Las tormentas no serán nada entonces. Estaré contigo y nos esperaremos en las tardes para vernos, para estar juntos sin fin.

Otra vez de prisa, dejo de rondar los secretos que se mantienen tan vivos en mi memoria, para recogerme otra vez. Como ha ocurrido antes, te extraño desde el lugar lejano, desde el mundo que para nuestro bien o nuestro mal, hemos creado de la mano del mejor Artista.

Te extraño Liliana C