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Adorarte,
es tan natural como respirar
lo cruel viene después de la despedida
¡Y cuánto llega a lastimar la ausencia!
Días de duelo, fríos de metal,
cuyos excesos escabrosos
laceran el corazón sangrante
en espera de tu manantial
¡Tanto quisiera tenerte!
saborear tus rincones más secretos
ensamblarme a tu cintura en la penumbra
y jadear entre placeres incontables.
Es tan natural anhelarte
que te me antojas extensión de mi piel
y la parte necesaria de mi alma
que me suministra aire de mejores cielos.
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