Agosto 4 de 2019
18:46
Tengo esta urgencia de imaginarte conmigo mientras estás ausente. Esta prisa inexpugnable de convertir las horas vacías en besos de tu boca dulce. Mas no sabes, allí donde te encuentras, que he envejecido añorándote. Y tras los años, se hace más pertinaz la alegría de refugiarme entre tus brazos. ¡Vaya avidez que me envolvió cuando te vi aquella noche! Y debo decirte que no alcanzarán las calles para buscar tus huellas, ni habrá sábanas suficientes para envolvernos, ni demasiadas hojas en blanco para escribirte.
Y tengo esta fuerza en las venas para llenar mi pecho esperando que regreses. Y mil mensajes más para que puedas comprenderlo, aunque las estrellas te dijeran que te he olvidado. Mientras tanto, el viento hacia el sur va y vuelve, aletargando a veces esta avidez incesante de estar a tu lado, arreciándola otras tantas hasta el límite de la locura.
Tengo este afán y una canción, tengo esta infantil obsesión, tengo la lucidez de tres noches pensándote y el sueño aplazado para dormir una contigo. Y tengo sonrisas, mil estremecimientos y un suspiro prolongado. Tengo un sí y un no. Una playa y dos copa de vino. Este sentimiento y una voluntad de hierro. Tengo tu nombre. Tengo tu piel... Tengo esta urgencia de decirte que te extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por regalarme tu tiempo y permitirme compartir estas líneas. Deja tus comentarios con el corazón, tal como yo he regado estas cartas.