Agosto 21 de 2019
11:15
Déjame contarte,
hasta quedar sin aire en el pecho
hasta que mi sangre no corra más
que mi corazón latirá cantando tu nombre
sin más remedio que esperarte en la penumbra.
Penumbra de estos días,
penumbra del tiempo perdido
penumbra tras las mejores horas
todas a tu lado.
Déjame contarte,
entre líneas ebrias de distancia
que extraño el acento de tu voz
tus ojos mirándome como sólo tú lo haces,
y tu cuerpo tan cerca cuando bailamos,
una noche cualquiera perdidos los dos
o en frente de quienes siempre nos han visto
sin saber cuántas de esas canciones
hemos recordado desnudos.
Déjame contarte,
de rodillas o en pie como ante un altar
que he recorrido kilómetros de regreso
bendito afán de venir a encontrarte
a veces con heridas en las manos
a veces con un inmenso frío en el rostro
acechando los recuerdos que dejaste
para no morir de desesperación
mientras cuento las horas de volver a verte.
Déjame contarte
que en mi mundo del que sabes tan poco
también hay rosas y espinas
que a veces me disgusta la noche
y me duelen los ojos al despertar
que transito caminos con inercia y hastío
y se renueva el aire que respiro
mientras, en silencio, la mayor parte de las horas
el eco de tu sonrisa me ilumina las horas.
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