Marzo 24 de 2018
11:07
En la frontera de tu risa
perdí la cordura
y no quise nada más
que enterarme de tus días
y bailar contigo
en la fuente de tus alegrías.
En la frontera de tu boca
me embriagué de miel
sin saciarme nunca
cuántos días desde el último beso
me parecen siglos de eternidad
añorando tu suavidad.
En la frontera de tus manos,
te hallo y adivino tus misterios
escritos en palabras sin letras,
de los que ellas me hablan
a través de tus dedos finos
como palomas en mi espalda.
En la frontera de tu vientre,
donde brotan néctares
y se sacia esta tensión infinita
en tu ser mujer que me enloquece,
descanso de mi peregrinación
por esta tierra vacía de ti.
En la frontera de tu adiós,
hastapronto sin promesa,
te veo partir a lo lejos
como un día que se nos escapa
dando paso a la noche fría
cuyos ecos repiten que nos amamos.
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