Febrero 18 de 2018
22:16
De pronto, mirarte llegar
una brisa tibia me recorría la espalda
la promesa de horas junto a ti
mirándote como antes, como siempre.
De pronto, tus manos
suaves regalos que cuentan secretos
la noche navegaba sobre un río en calma
y el corazón palpitaba por tu cercanía.
De pronto, tus brazos
paréntesis de acogida que me alivian
rodeando mi cuello
me acercaban a tu pecho en ondas de amor.
De pronto, tus besos
vasos de néctar que ansiaba a la distancia
me rendí ante tu manantial en la cercanía
y fui loco tuyo por un instante.
De pronto, la despedida
el frío de la madrugada azotaba mis hombros
y una mezcla de alegría y de pena
por haberte visto y saber que te ibas.
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