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Te me antojas fresca en la mañana
tras andar solitaria por una playa
capturando ondas de sonrisas del día
y disfrutando el saludo del sol en tu rostro.
Y tu vientre se hace nido de gaviotas
y tu cintura una promesa de tenerte conmigo
como el agua salada y tibia
de esa mañana que sueño.
Te me antojas serena en la tarde
con el aire tibio encendiéndose en tu pecho
agitada por instantes y con ganas de dormir
y tu cuello es una fruta para morder
y tu boca vaso para beber mi almíbar
Entonces nos miramos a los ojos
apenas recordando qué decirnos
y me hundo gentilmente en tu sexo.
Te me antojas dulce en la noche
abrigándonos entre abrazos y ternura
escuchando tu voz de azúcar tan quedo
susurros de tu pasión de mujer en delirio
cautiva sin descanso en la prisa de la noche
moviéndonos juntos como si bailáramos
mis manos desbordadas comiendo tu piel
mientras juramos nunca olvidarnos.
Te me antojas silente en la madrugada
mientras me aferro a tus caderas tibias
sintiendo tus redondeces en la penumbra
atravesando tu frontera cálida
y te digo al oído que todavía te amo
como si la vida se nos acabara al dormir
y resolviera tenerte mientras muero
para resucitar con tu sonrisa en la mañana.
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