Enero 11 de 2016
18:02
Una leyenda en mi alma,
recita que llegaste como una brisa inadvertida,
quedándome yo prendado a tu sonrisa,
signado por amor a esperarte cada noche.
No es que me duela amarte,
me duele tu ausencia.
El tiempo sin ti es una dura penitencia,
que cuento por horas,
para transarlas por besos para cuando vuelvas.
Te miro en una foto,
te escucho en una canción,
y el amor te mantiene tibia a mi lado,
como una bendición.
Tu perfume extraviado una madrugada,
te trae de regreso por fragmentos de tiempo,
donde nada te altera
pero tampoco puedo tocarte...
¡Es la paradoja de este amor,
que siendo tan cercana,
vives en una estrella!
Necesito escucharte,
temblar al rozar tu boca,
acudir a una cita con tu piel
y desprenderme del corazón para dártelo,
aunque era tuyo desde siempre.
Necesito tu mano tibia,
la cercanía de tu pecho,
y la flor de tu cuerpo en un abrazo eterno,
que me prodigas en pausas calientes,
en tibios suspiros,
en el silencio...
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